– La experiencia ya le había enseñado que el futuro le reservaría más tiempo del tolerable para lamentarse de los errores cometidos en el pasado.
– Entre los muros de aquella institución había aprendido tres cosas que iban a presidir el resto de su vida: a apreciar el valor de lo material en su justa medida, a amar a los clásicos y, en último lugar pero no de menor importancia, a reconocer a un mentiroso a una milla de distancia.
– como escribió una vez Ben en una de sus cartas, «yo pasaba por allí y vi lo que estaba sucediendo».
– Para Thomas Carter, el adiós solía venir acompañado del sabor amargo de la decepción, al comprobar, tarde o temprano, que cuando la vida había privado de pasado a aquellos muchachos, parecía haberes robado también su futuro.
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